La economía del Donut

“La economía tiene que crecer, no hay otra”, nos dice la mayoría de políticos y economistas de izquierda y derecha. Y con ese crecimiento luego podemos solucionar la desigualdad o la contaminación. Pero sin ese crecimiento no hay trabajo y no hay dinero para cambiar nada, nos dicen. Sin embargo ese después nunca llega y la destrucción causada amenaza nuestra civilización como nunca en la historia. La falla en el sistema es evidente: es imposible crecer infinitamente en un planeta finito. 

Es hora de abandonar ese paradigma suicida y rediseñar nuestras economías para alinearlas con la vida, y para eso Kate Raworth nos aporta un concepto muy interesante: la economía del Donut.

El Donut es un compás para orientar nuestra economía cuyo objetivo es satisfacer las necesidades de todxs dentro de los límites del planeta.

Está delimitado por 2 aros concéntricos:

• • El fundamento social: son las necesidades mínimas que tenemos que tener cubiertas para tener una vida digna, en 12 áreas acordadas internacionalmente e incluidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015 (agua, alimento, salud, educación, renta y trabajo, paz y justicia, participación política, equidad social, igualdad de género, vivienda, redes y energía).
    
    
  • El techo ecológico: son los 9 límites del planeta más allá de los cuales los sistemas que sostienen la vida están en riesgo (según la definición de Johan Rockström y otrxs): cambio climático, acidificación de los océanos, polución química, carga de nitrógeno y fósforo, extracción de agua dulce, conversión de tierras, pérdida de biodiversidad, contaminación atmosférica y capa de ozono).

Entre esos 2 aros está el Donut: la zona ecológicamente segura y socialmente justa, el espacio en el que la humanidad puede prosperar. Y por lo tanto es la zona de la economía regenerativa y redistributiva que necesitamos.